Trabajemos con el sistema operativo que sea y hayamos elegido la distribución de Linux que más nos guste, siempre queremos que su funcionamiento sea casi perfecto. Esto lo logramos configurando correctamente este software, aunque también debemos poner de nuestra parte.
Generalmente la gran mayoría de los sistemas operativos nos proponen una buena cantidad de funciones personalizables con los que adaptarlos a lo que necesitamos. De hecho, podemos afirmar que en estos momentos las diferentes distribuciones de Linux ponen a nuestra disposición una buena cantidad de funciones para personalizar el sistema. Todo ello hace referencia tanto al aspecto externo como al funcional de Linux.
Con todo y con ello hay determinados apartados a los que no damos la suficiente importancia hasta que dejan de funcionar correctamente. Son elementos básicos que forman parte de cualquier sistema operativo y que damos por hecho que siempre van a estar ahí ofreciendo sus servicios. Pero desafortunadamente no siempre es así. Hay determinadas ocasiones en las que funciones o modos de comportamiento básicos, fallan, lo que afecta de manera directa al resto del software.
Eso es precisamente de lo que os queremos hablar a continuación en cualquier distribución de