No podemos negar que el código abierto forma una parte muy importante de la informática. Seguro que todos usamos programas de código abierto en nuestro día a día, como VLC, GIMP, LibreOffice, VirtualBox, Jer o PeaZip, por mencionar algunos. Estos programas, a menudo, suelen ofrecer las mismas características que los programas de pago, pero sin tener que pagar nada. Suelen ser excelentes alternativas al software comercial, sobre todo para uso doméstico. Sin embargo, puede que, aunque sean gratis, estemos pagando un precio muy alto por decidirnos a usarlas.
Una de las ventajas de los programas de código abierto es que cualquiera puede leer el código, auditarlo e incluso colaborar en el desarrollo de funciones o la mejora de la seguridad. Sin embargo, la mayor parte de los programas OpenSource, por comodidad, reutilizan librerías y APIs que, si se tuvieran que desarrollar desde cero, llevaría mucho trabajo.
Un estudio, llevado a cabo por la plataforma Veracode, demuestra que hay una gran cantidad de programas de código abierto que reutilizan librerías también libres. Y muchas de estas librerías, aunque funcionan, tienen graves problemas de seguridad. Y no solo eso, sino que cada librería usa, a su vez, una gran cantidad de dependencias también de código abierto. El fallo de seguridad puede estar en cualquier parte.
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