La apariencia de Windows 10 siempre ha sido uno de los elementos más criticados del sistema operativo. Es cierto que Microsoft la ha cuidado mucho, buscando la forma de ofrecer a sus s un sistema operativo moderno a la vez que clásico. Sin embargo, han pasado ya 5 años desde la llegada de Windows 10 y la apariencia, conocida como «Fluent Design«, aún no está terminada. Es por esto por lo que algunos diseñadores crean a menudo conceptos tan preciosos como el que vamos a ver a continuación.
Es verdad que Microsoft lleva últimamente mejorando y actualizando la apariencia de su sistema operativo. Por ejemplo, hemos visto recientemente cómo el menú inicio, al final, no es un galimatías de cuadrados de colores que no guarda sentido, sino que ahora es mucho más respetuoso con la apariencia general del tema. Incluso los Lives Tiles ahora encajan perfectos. Sin embargo, estas pequeñas pinceladas no son suficientes.
Mientras Microsoft sigue a paso de caracol con Fluent Design, un
Microsoft sigue trabajando en Fluent Design: ¿será suficiente?
Poco a poco, Microsoft sigue dando algunas pinceladas a la apariencia de su sistema operativo. Sin embargo, la renovación de esta no parece, para nada, una prioridad para la compañía. Si comparamos la apariencia de Windows 10 20H1 con la de la primera versión de 2015 sí que podemos ver importantes cambios en ella. Sin embargo, estos cambios van llegando tan despacio que, a menudo, pasan desapercibidos.
Microsoft debería trabajar duro y dedicar una versión precisamente a la renovación visual de su sistema operativo. Debería mejorarse el inicio, las ventanas deberían tener esquinas redondeadas y, por supuesto, deberíamos volver a ver Sets, las pestañas del Explorador de archivos. Sin embargo, no parece que esto vaya a ocurrir. Al menos con las versiones de 2021.